domingo, 1 de febrero de 2009

Ater.


Ater.




Enmohecida sin sol, esta mi alma, mis labios se resquebrajan, como la cornisa del templo.
Ya solo de mí quedan despojos, pues he sentido el paso sin vuelta de eönes.

Dejo mi legado a quien reconozca en una noche sin luna, mi símbolo y sello de fuego.
Pero no podré heredar lo que han visto mis ojos, como se ve tu cabello al sol, ni como se sumerge este en el horizonte.
Los misterios de la vida y la muerte se quedan contigo, pero el goce de la vid y la sangre se van conmigo.

Siento el llamado desde lo oscuro del bosque, de donde mi alma fue arrancada…

…siento el llamado desde el oscuro bosque donde mi alma será entregada.

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