sábado, 31 de enero de 2009

La penumbra en mis ojos.


La penumbra en mis ojos.

La penumbra que ciega mis ojos, y no así mi oscura alma, ha vuelto ha seducirme, con la corona del que nunca tuvo una corona.

Sin dios ni luz mi sangre se ennegrece, capturada por el temible dominio de la ambición, que ha puesto a congelar mi alma, encadenando mi razón.

Para servir al que sirve y sustituir lo insustituible, el poder que ciega mis ojos y no así el de mi oscura alma, viene a seducirme, con la espada del que jamás tomo una espada.

Debo vencer al cielo, liberar el purgatorio, y reinar en el infierno, para así recuperar el alma, que alguna vez se mofaba de estar en sereno.

Con la brisa de tu aliento, quiero alzar el vuelo, y así desaparecer para siempre sobre las llamas del eterno fuego.

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