miércoles, 21 de enero de 2009

Camino del miedo.


Camino del miedo.

Hoy llueve como si fuese el día del juicio.

Por alguna causa, en el viento se oye una melodía,… casi un réquiem.

En una repentina calma, lanzo un suspiro, casi con dolor.

Soy un extraño perdido en una calle sin destino, solo queda seguir.

Me pregunto si llegare, y si la vida me acompañara con algo de temple derrochado.

Doy pasos entre sombras, de las cuales salen brazos, brazos fríos y grises tratando de darles alcance a mis torpes pies, que solo avanzan sin ni siquiera saber a donde.

Solo culpo al destino, que me priva de instintos, y solo me deja impulsos, los cuales no conocen termino.

Con un soplo del alma saco la voz y digo sin pensar ni recordar luego, un nombre, el cual me esta prohibido repetir, pues este solo ocasionaría en mi, un desmoronamiento en soledad, y un seguro retorno a la autista cripta de la que escape un invernal día.

Apenas despego los ojos en cada monótono parpadeo.

La piel suda miedo y una sensación de final se apodera de mis esperanzas. Un paso cada mil latidos me parecen ser demasiado, ya que en este momento ni la lluvia ni el sonido del viento distraen el temor que siento.

Siento tras de mi Los brazos de la muerte, disfrazados de oscura noche, y me aprietan, y su aliento, aparente brisa nocturna, quieta niebla de eterno invierno, cubre mis ojos. Hasta las flores a un lado del camino, me parecen infernales tentaciones.

…Y sigue molestándome este caminar que ya no tiene final…

Quiero volver a casa y solo ahí en ese momento, sentirme libre, y no acepto la libertad del alma. La quiero completa en un solo yo, armonioso y divino, sentado junto al fuego de la chimenea, al calor de nuevos pensamientos, y solo así poder borrar la paranoia que me provocan las sombras de la calle.

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