sábado, 14 de marzo de 2009

La Soledad.


La Soledad.

Soledad, parece alejarse, cuando me rodeo de las demás personas, pero en realidad no es así, solo se oculta y agazapa para estar conmigo, ya que la gente al lado mío, a veces me ignora, y me hace sentir vacío.

Está conmigo, aquí, atormentándome y seduciéndome a la vez. Se encierra en mi cuarto inundándolo con fantasmas, cincelando cada herida, que ya parecía sanada, con las formas del pasado.

Soledad, Juega con mi voluntad a su antojo, tiene nombre de mujer, tiene el rostro de ella, a través de sus fotos y recuerdos me solaza y mortifica, y sé que se regocija con eso.

Soledad, es nombre de mujer también, martirizante fascinación, llena mis pensamientos con recuerdos llenos de aromas y colores sacados del cofre enterrado de los tesoros, que figuraban en un mapa perdido en el fondo de mi alma.

La soledad, tal vez, una gran aliada, una gran inspiradora, cuando estimula mis meditaciones, y vislumbro en ello lo especial de tener la imagen de aquella que ya no está aquí manteniéndose adherida aún en un rincón especial del corazón.

La soledad, es también una manipuladora, que envenena con artificios y dobleces, traveseando con mis sentimientos, y me doy cuenta que las imágenes y remembranzas por lo más sublimes que sean, por lo más real que se presenten ante mí, no se compararan jamás al embriagador sabor de los besos de aquella que recuerdo ahora.

Soledad, dulce y amarga compañía, siempre esta conmigo, aunque no le busque, va tras de mí, escudriñando en mi languidez anímica, para desmoronar lo que, con brío, he construido para albergar mi frágil espíritu.

Soledad, es también la que dirige mi pluma, y me hace sentir por un momento que con imaginación puedo estar con ella aquí, y olvidar que no la tengo, crear mundos fantásticos donde puedo ser un príncipe, rescatarla de los mas increíbles peligros, entregarle una estrella y ser dueños del mundo.
Trölltaar.









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